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ILUSTRADORA COLOMBIANA CONQUISTA LOS CORAZONES GAUCHOS

Colombia se apunta otro hit en la historia de la ilustración latinoamericana. Los textos educativos de la editorial argentina Kapelusz para el año escolar 2007, incluyen a los Mapos como personajes caricatográficos. Ilustrados por la artista colombiana Elena María Ospina Mejía, los Mapos conquistan ahora el corazón de los niños argentinos y les ayudan a apropiar sus primeros conceptos académicos

La historia de los Mapos comienza en marzo de 2006, cuando la Editorial Kapelusz le encargó a Isabel Muñoz, poeta y novelista de literatura infantil y juvenil, la tarea de diseñar una serie educativa para los tres primeros grados de escolaridad.

Esta mujer que frisa los 58 años bien vividos, es también conocida en la Argentina como una destacada editora de libros escolares. Licenciada en Letras y profesora de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Isabel ha decantado un criterio editorial y una capacidad de gestión heredada de su rigurosa disciplina escritural. Inició su ejercicio en 1988 y su ascendente carrera la ha llevado a consolidarse como una importante editora latinoamericana “free Lance”, que publica, entre otras empresas editoriales, para la Scholastic Inc. de Nueva York, para la que ha escrito siete títulos de la serie: Eric & Julieta. Y a pesar de que la crisis también la ha afectado como a muchos otros argentinos, esta vital mujer, ha tomado las riendas de su trabajo para hacer lo que más le gusta. “Desde 2002 me dedico a editar desde mi casa. Ya no trabajo en relación de dependencia, trabajo en equipo pero desde aquí”, señala con la certeza de quien se precia de hacer bien su labor.

Como parte de su proceso creativo, Isabel dedicó su esfuerzo inicial de concepción del proyecto a visitar centros educativos y a observar a las profesoras en su labor pedagógica. El resultado: la idea de una serie de libros dinámicos, innovadores en su formato y de gran colorido que le hablaran a los sentidos de los niños. “Se me ocurrió que unos simpáticos monstruitos podrían servir de hilo conductor de la serie y crear una complicidad con los chicos”, comenta Isabel.

Como buena editora, Isabel reconoce el papel protagónico del material gráfico en los textos escolares y la dificultad para encontrar ilustradores con la ternura necesaria para suscitar emociones profundas y aprendizajes significativos en los niños. Por ello una de las principales tareas de su labor creadora fue buscar en distintos países de Latinoamérica ilustradores que les dieran vida a los personajes conductores de los libros. “Así pedimos varias pruebas de personajes pero no nos terminaban de cerrar, o eran muy lineales, o poco simpáticos o deslucidos o muy estereotipados”.

Diego Di Vincenzo, Director general del proyecto, comprometido con la tarea de encontrar artistas gráficos que respondieran al reto, viajó a Colombia, donde contactó, entre otros muchos ilustradores del país, a Elena María Ospina. La diseñadora gráfica, pintora e ilustradora había revolucionado en Colombia, en las buenas épocas del Diario El Espectador, la edición de revistas infantiles con la propuesta lúdico-pedagógica de “Los Monos”. Varios de los personajes caricatográficos que animaban y articulaban las páginas de las historietas y los pasatiempos dominicales habían salido de su taller creativo, igualmente su propuesta gráfica le brindó consistencia a otras revistas colombianas como Piquis, Alpiclub –editados por Barquito de Papel- y Caféchicos –Revista de Cafesalud-. Cofundadora de la Asociación Colombiana de Caricaturistas “El Cartel del Humor” y socia de la Federación Mundial de Caricaturistas, a través de FECO, Argentina; Elena María Ospina es una reconocida humorista caricatográfica que ha conquistado premios y reconocimientos a nivel latinoamericano y europeo. En 2006, por ejemplo, recibió el Excellency Prize de la quinta exhibición internacional Caragiale, en Rumania; fue seleccionada en el Festival Internacional de Humor e Cuadrinhos de Brasil, y en la XIII Muestra de Humor Gráfico, realizado en la Universidad de Alcalá de Henares, en España.

El encuentro con Di Vincenzo fue casual; un día en la que la artista visitaba a Norma para la entrega de unos trabajos en el área de Español. Por fortuna llevaba en su USB el portafolio de sus trabajos. Di Vincenzo le pidió una copia digital y marchó con su trabajo a la Argentina.

Así lo cuenta la propia editora: “Me llegaron miles de pruebas de ilustradores y otras me las recomendó Diego que había visto ilustradores colombianos. Me mandaron varias muestras colombianas pero cuando vi las de Elena dije: “Esto, esto es”. Y así fue, la contactó a través de correo electrónico. “Le escribí más o menos entre mayo o junio y le pedí unos bocetos de los personajes. Trabajó a toda máquina. Lo que habría que destacar es que las ilustraciones de Elena le dieron tal impronta a la serie que ya no nos convencía ningún ilustrador. Y después, en una reunión de los gerentes y directores de Kapelusz, encantados con esos personajitos maravillosos se les ocurrió inventarles una historia”.
En uno de los memorandos a su equipo de trabajo Diego Di Vincenzo transmite la historia general que le suscitó al equipo editorial los tres personajes finales de Elena María Ospina


“Estimado equipo:

Como gustaron tanto los personajes, como despiertan muchas ganas de hacer cosas con ellos, la idea es que podamos explorarlos con todo. Es importante que los chicos sepan más cosas de ellos, porque se van a encariñar mucho.

Se propuso que los tres personajes formen un grupo (¿de amigos? ¿una familia?). A Isabel le agrada que formen una familia. Me parece bien.

Los MAPOS son tres, es decir, son los que veremos en los libros, pero son muchos más, porque conforman algo así como una comunidad. El de 1º se llama DAGO. Es Dago, el Mapo. La de 2º se llama MAQUELA. Es Maquela, la Mapo. El de 3º se llama TOTO. Es Toto, el Mapo.

No sabemos qué son los MAPOS. Tampoco nos interesa saberlo. Nadie sabe quiénes son los Pitufos, y tampoco sabemos quiénes son los PEQUES, unos dibujos que están generando un terrible éxito entre los pibes.

Les cuento algunas cosas que se nos fueron ocurriendo sobre los Mapos. Es una lluvia de ideas. Es para “ver” a los personajes. Para volverlos más palpables:

Los Mapos viven en casas de naipes que arman ellos mismo, de existencia precaria, claro.

O en casas que construyen reciclando materiales. También son provisorias, pero son más naturales.

A los Mapos les encantan las medialunas y las vainillas.

Los Mapos se saludan con las narices, y cuando lo hacen, en lugar de Hola, Chau, dicen (deberían decir algo, alguna onomatopeya o palabra rara, una palabra “mapo”).

Dago es el Mapo más chiquito. Maquela es la Mapo más rebelde. Toto es el mapo más buenazo. Se despiertan temprano, ni bien asoma el Sol, al que diariamente saludan con reverencia. A los Mapos los divierte cambiar las cosas de lugar. Tienen una misión: ayudar a los chicos a que aprendan.”


Esa es la tarea colectiva de creación e Isabel supo aprovecharla en beneficio de los chicos argentinos. “A partir de esa idea original yo escribí las tres historias de los libros. Son cuentos rimados, y justamente, para que rimen, tuve que inventar otras cosas también. La idea era que esos Mapos conocieran a chicos de acá y se quedara cada uno con un par de amigos en cada libro. Así Dago, el pequeño Mapo de primero, se queda con dos chicos (nene y nena), Maquela, la Mapo de segundo, hace lo mismo pero con otro par de amigos, y Toto, el tercer Mapo, igual. Esto sucedió así porque los personajes de Elena hablaban por sí mismos, son simpatiquísimos y no hay nada parecido en el mercado escolar argentino (y creo que tampoco en el latinoamericano)”.

De esta forma los Mapos empezaron a tener un universo simbólico propio que fue complementado con el aporte compositivo del Grupo Creativo Brújula, integrado por las diseñadoras gráficas Gabriela Gabriel y Silvana Bredice. “Ellas supieron captar de inmediato la idea de modificar el mercado de libros de textos desde una gráfica muy aggiornada. El aporte gráfico encontró en las ilustraciones de Elena la justa medida por el "abuso" de los colores plenos y la plasticidad de los movimientos que supo imponerle a sus personajes”, subraya nuevamente Isabel.

Elena María se integró así a un prestigioso grupo de ilustradores argentinos entre quienes se encuentran los nombres de Gustavo Aimar, Pablo de Bella, Marcelo Di Stasio, Mariela Glüzmann, Muriel Frega, Adriana Morales y Luz Igolnikow. A la par que participaba del Festival Mundial de Mujeres Caricaturistas en el marco de la 19ª Feria Internacional del Libro de Bogotá, liderado por la poeta colombiana Giomar Cuesta, e ilustraba para diversas áreas de Editorial Norma en Colombia, la diseñadora gráfica colombiana dedicaba intensas jornadas para cumplir con la ilustración adicional de cuentos de la innovadora propuesta de Kapelusz Argentina. De igual manera continuaba la creación de situaciones e ilustraciones de su personaje caricatográfico ICARO, que espera propuestas de editoriales y periódicos colombianos y del exterior.

Luego vinieron las campañas de expectativa para promocionar a los Mapos: afiches progresivos y las huellas de Toto, Maquela y Dago se tomaron el piso de las librerías y puntos de venta.

El éxito de los Mapos ilustrados por Elena María Ospina, en el marco de la propuesta editorial de Isabel Muñoz y hecha concreta por el grupo de diseñadores e ilustradores que trabajan para Kapelusz, no se ha hecho esperar. El Mapo Dago adquirió forma de títere para hablar con la voz de la profesoras argentinas y los pibes en las librerías ya les solicitan a su mamás: “¿Me comprás el libro argollado?” para referirse a la iniciativa editorial que ha revolucionado el mercado de textos escolares en ese país.

“Por lo que me están avisando los promotores, los Mapos resultan un éxito. Veremos, porque aquí ya terminaron las clases y el verdadero saldo lo sabremos entre abril y mayo de 2007” , concluye satisfecha la editora argentina.